A menudo no cambiamos algún hábito de nuestra vida, por simple que sea, porque no conocemos el bien que nos puede hacer ni las consecuencias negativas de no hacerlo.
Y así, vamos perdiendo rendimiento por el camino.
Por creencias que consideramos ciertas y convivimos con ellas con total naturalidad, aunque de natural no tengan nada.
Porque te lo dicen y te lo crees y lo repites, por inercia. Hábitos arraigados y que algunas veces nos perjudican.
¿Has oído hablar del calzado barefoot?
Pues como calzarte, te has de calzar de todas formas…
Que la vida ya viene incómoda de serie
Lo parece, pero no. A poco que lo pienses, verás que tiene sentido.
Puntera ancha
Base más estable
Aprisionados en un zapato estrecho, los pies duelen, los dedos se comprimen, se deforman y pierden funcionalidad. Si tus pies tienen más espacio ganas superficie de apoyo y tu base es más estable.
Suela fina
Más riqueza sensorial
Protege tus pies sin alterar tu movimiento natural. Sientes donde pisas, tienes más estabilidad y aumenta la circulación de la sangre en tus pies.
Ligeros
Más agilidad
Sin tacón (Drop 0)
Mejor postura corporal
Así no alteras tu forma natural de caminar ni comprometes tu postura corporal. El quiebre del zapato hace que el peso de tu cuerpo recaiga sobre la parte delantera del pie. Esto provoca demasiada presión en los metatarsianos (los huesos largos del pie que conectan el tobillo con los dedos) y acortan los músculos de las pantorrillas (gemelos y sóleos) y el tendón de Aquiles.
Flexibles
Más rango de movimiento
Andar con zapatos rígidos, además de ser incómodo, limita el rango de movimiento de tus pies. Rango de movimiento que no usas, lo pierdes.
Suela conductora
Conexión a tierra
Puede que ya conocieses todos los beneficios que ofrecen los zapatos minimalistas con estas características (cada día más personas lo saben). Incluso puede que hasta ya tengas un par de ellos, pero…
¡Ya!, por eso, y para hacerlo todavía más fácil,
Los zapatos Quondam se adaptan a tus looks más habituales, para que puedas disfrutarlos en muchas ocasiones.
Esto hace que el cambio de hábito, además de saludable, sea atractivo. Vernos bien también nos ayuda a sentirnos mejor.
Y a rendir más.
Tus pies son la base de tu cuerpo y lo han de seguir siendo durante muchos años. Si no están fuertes, toda la estructura que sostienen flaquea. Tenerlos en cuenta parece una decisión rentable, ¿no crees?
Descomprímelos y deja que circule el flujo de energía entre ellos y la Tierra. Ganarás fuerza, control y tendrás muy buenas sensaciones. Tras un tiempo de transición, empezarás a notar que los beneficios se trasladan hacia otras zonas de tu cuerpo.
Si te animas a ofrecer a tus pies un merecido espacio de bienestar, ya verás, no será el fin de todos tus males pero (te) sentirás mejor. Más saludable, más agradable.
Si quieres recibir sugerencias sobre cómo y por qué es una buena idea aprovechar tus zapatos para sentir(te) más y mejor, escribe tu email aquí: